Despidiendo una tortuga |
Duré ocho meses esperando por verlas desde
el primer viaje que hice al estado Sucre, un estado de gente amable y que habla
rapidísimo. Desde ese viaje quedé
impaciente, con más ganas de conocer, con más sed de aventura.
Yo volví porque algo me lo decía. Me decía
en mi mente que tenía que volver desde un día que estuvimos en Agosto en playa
Pui-Puy y Anthony, un chamo que vigila las cabañas que sirven de posada en la
playa me contó que las tortugas Cardón llegan a las playas de Paria a desovar
entre los meses de Abril y Junio. Resulta que mis vacaciones coincidieron con
estos meses y me fui a finales de Abril, un poco desesperanzado porque llegaba
a pensar que no lograría ver ninguna. A pesar de eso seguía en pié mi
insistencia y como les dije antes, algo me decía que tenía que irme.Así de insólito es Sucre |
Primero me comuniqué con el Centro de
Investigación y Conservación de Tortugas Marinas (CICTMAR) coordinado por
Hedelvy Guada con quien me comuniqué para estar seguro que estaba yendo en la
fecha correcta y para que me diera todas las indicaciones necesarias para no
interrumpir el desove de las tortugas. Gracias a Hedelvy me fui con la
seguridad que no les haría daño ni interrumpiría el desove y que si tenía
suerte, en Pui-Puy, me encontraría con una bióloga de la fundación.
Luego de eso empecé a preguntar
a muchos si me querían acompañar, a Henry, Vanessa, Katherine, Geomar, Mariel,
Miguel…lo cierto es que ninguno de ellos pudo ir pero el que siempre estuvo
dispuesto y nunca puso peros fue Eduardo, con quien fui con la condición de que
yo iba exclusivamente a quedarme en alguna playa donde fuera seguro el
desove los día que fuesen necesario para
verlas.
Después de todo esto y con poco dinero mi
viaje a Paria comenzó. Desde Valencia salimos de noche hasta Carúpano, donde
agarrariamos hacía Río Caribe, puerta de entrada a las insólitas playas de la
península de Paria, donde el verde frondoso cae al mar como abrazándolo.
Desde Río Caribe, un pueblito pintoresco de
casas coloniales y abuelitos sentados en las aceras con sus sillas de
esterilla, con su mercado que desde bien tempranito puedes conseguir un pescado
fresquísimo, donde los atardeceres te dejarán con la boca abierta y desde donde
sale el transporte que te llevará a Medina, Pui-Puy o si quieres ir más allá, a
Cangua, Querepare y después de San Juan de Unare hasta Sipara.
Ya montados en la “perrera”, un tipo de
transporte bien particular dónde vas sentado en banquitos protegidos con un
techo en la parte de atrás de camiones tipo Pick-Up que a veces para pedir la
parada tienen un timbre en el techo, salimos para playa Pui-Puy a eso de las 11
de la mañana.
El calor era infernal, la
sequía se estaba empezando a sentir. Cuando sentía las gotas de sudor en mi
cara me sentía en un sauna natural solo que con vista VIP a la carretera llena
de vegetación que cruza la península de Paria hasta San Juan de Unare.
El señor que manejaba la
perrera es un señor relativamente mayor que maneja muy lento, por eso es que la
brisa no se sentía tanto, a pesar de ser el peculiar transporte destapado por
todos lados.
Cuando por fin llegamos a
Pui-Puy me volvieron muchísimos recuerdos a mi mente. Recuerdo cuando fui con
Vane, Henry y Maitwish y decidimos acampar sin sobretecho. Estábamos acostados
en la arena y con todo el campamento armado en la playa, cerca del mar y
comenzó a caer un palo de agua. Imagínense la locura.
Esto es Pui-Puy. Un paraíso |
Esta vez en la playa, que
considero mi favorita del país no solo por ser bonita sino porque le tengo
aprecio a la gente que he logrado conocer allá, nos agarró la temporada seca,
sin lluvias. Estuvimos un total de cuatro noches y solamente dos armamos
campamento, las otras dos dormimos con los sleeping sobre el aislante que
colocamos en la grama típica que tienen las playas de Paria.
En fin, vamos a las tortugas,
por eso quise escribir esto y me imagino que ustedes también están ansiosos por
saberlo todo sobre ellas.
Ya cuando llegamos nos instalamos a cocinar
una sopa de pescado hecha con ají dulce, ajo y limón para tener energía para
patrullar toda la noche en busca de las tortugas marinas.
Ese día buscamos a Juan, el
encargado de cuidar las Cabañas de Pui-Puy y de mantener el vivero con los tortuguillos.
Los viveros son especies de corrales donde con todo el cuidado del mundo
colocan los huevos que la madre ya desovó, para mantenerlos fuera de todo
peligro al momento que decidan nacer.
Hablando con Juan le
comentábamos que hablando con Hedelvy, nos dijo que fuéramos a Pui-Puy ya que
allí se encontraba una bióloga de la fundación patrullando la playa. Resulta
que la famosa bióloga que andábamos buscando, ya se había ido.
Era hora de tomar el control del patrullaje, una tarea poco fácil ya que no se
duerme en toda la noche caminando la playa de punta a punta.
A eso de las 7:20 del primer
día comenzamos el primer patrullaje. Yo me sentía asustado por el hecho de que
estaba en busca de un monstruo gigante en medio de la oscuridad con una
linterna mínima. Eso me generaba una especie de expectativa alta de que me iba
a asustar al momento que viera una cosa tan gigante moviéndose. Llevaba encima
mi cámara, sus accesorios de pecho y cabeza para tener las manos desocupadas al
momento de observarla y dos linternas, una de luz roja para alumbrar al momento
de estar con la tortuga y una de luz blanca con la que patrullaba.
El primer patrullaje fue
fallido y nos fuimos a dormir. A las 9 seguimos y tampoco dio con resultado.
Juan mientras pescaba con su carrete nos decía que no nos apuráramos porque
ellas salían al ocultarse la luna, a eso de las 12 de la noche.
Decidimos volver a dormir y
salir a las 11:53pm. Recorrimos la playa hasta la punta del lado izquierdo y no
vimos nada pero al regresar en un momento Eduardo me dice “miraaa” tan
entusiasmado que lograba ocultar el miedo que sentía por estar en ese momento
allí, de noche y pensando que nos podía salir alguien. ¡Era una Tortuga! Una
tortuga Cardón, gigante, inmensa, indefensa. Al momento de verla lo que pasó
por mi mente solo era agradecer a Dios y a la naturaleza por permitirme estar
allí, por dejar que viera cosa tan impresionante. Estaba impactado. Al momento
de mirarla por primera vez confieso que me generó un poco de susto, no sabía
qué hacer. Lo que hicimos fue apagar las linternas de luz blanca y dejar las
rojas. Ella estaba excavando o como le dicen en oriente “covando” su nido, pero
lo estaba haciendo muy cerca de la orilla por eso al terminar su nido, se le
inundó. Paciente, lo volvió a hacer y se le volvió a tapar con la ola. Decidió
voltearse e irse. Sin notar que allí estábamos viéndola, impresionados y
atónitos por verla por primera vez. Los hoyos que ellas hacen para desovar son
una especie de cilindro perfecto que excavan con sus aletas traseras que
utilizan como una especie de pala. Tienen tanta fuerza que el hoyo que hacen
puede medir como el tamaño de un brazo completo.
La primera que vimos |
"Covando" el hoyo |
Así respiraba |
Al irse la tortuga que con un
intento fallido de colocarle un nombre que no resultó, me sentí por un momento huérfano
y solo. Ella había durado con nosotros una hora aproximadamente y estar de
nuevo sin ella fue muy triste. Mis ansias por ver más tortugas quedó intacta y
mi meta ahora era presenciar un desove, ver como ellas con su instinto materno
protegen cada huevo para hacer que nazcan y vayan al mar libres e indefensas.
Nos fuimos a dormir de nuevo y
a las 3am fuimos a patrullar de punta a punta sin ningún resultado. Aun asi
estaba agradecido. La logré ver. Logré ver a la tortuga marina más grande del
mundo, a la tortuga Cardón o Laúd. La única tortuga que se puede sumergir hasta
1000m de profundidad, llegar al Ártico y al Antártico, ser viajeras
longevísimas que cuando llega la temporada de reproducción y desove, viajan
kilómetros solo para desovar y asegurarse de que sus tortuguillos, sus hijos,
estén a salvo.
A la noche siguiente llegamos
de Playa Medina. Pui-Puy era nuestro punto de encuentro, salíamos en el día y
volvíamos por la tarde. Si quieren ir desde Pui-Puy hasta Playa Medina caminen
desde la playa hasta el caserío y contraten un mototaxi que los lleve. El
transporte es escasísimo.
Al llegar en la tarde notamos
que a las cabañas de Pui-Puy, donde trabaja Juan, había llegado una familia y
ya no éramos los únicos en la playa. Nosotros como buenos mochileros, sacamos
nuestra cocinita y decidimos hacer arepas fritas mientras caía el atardecer más
bonito. Con morado, rojo, anaranjado y amarillo el sol se despedía. Eduardo
tomaba fotos mientras yo freía con cuidado de no quemarme. En un momento de
silencio, el avistador de tortugas oficial, Eduardo, vio saliendo del mar, con
pleno atardecer montado, una tortuga inmensa de caparazón negro, estaba
buscando por donde salir hasta que salió.
Una foto que tomé antes que saliera |
Vimos como salían los nuevos
huéspedes corriendo, acercándose a la tortuga. Salió José, otro de los
personajes orientales que cuidan las cabañas y a las tortugas diciendo “no se
acerquen, véanla desde lejos”. Eso hicimos, pero a medida que caía la noche y
la tortuga inmensa daba y daba vueltas como arando la arena para poder empezar
a “covar”, nos fuimos acercando.
Esta tortuga no dejaba de arar,
duró casi una hora solo en eso hasta que empezó a hacer el hueco para desovar.
Terminó de excavar y se quedó inmóvil.
Con la linterna alumbrábamos para ver si estaba desovando. Ella pujaba y
pujaba, hacía el intento pero desde su cloaca solo salía un líquido gelatinoso
y baboso. No salía ningún huevo. Después de unos minutos ella empezó a tapar el
hueco que ya había hecho. Me sentí mal por ella y por mí que quería ver el
desove por primera vez. Aun no perdía mis esperanzas por verlo. Ella luego de
tapar, hizo como si fuera a excavar en otro lado cerca de donde lo hizo por
primera vez pero era como para despistar. Para mí, ella pensaba que ya había
desovado o por lo menos su instinto la hace seguir ese esquema de protección
que hacen todas las tortugas luego de desovar.
Son inmensas y hacen un ruido extrañísimo para respirar |
Ella se fue. Con todo el dolor
del mundo la despedimos. Juan, quien se encarga de protegerlas en Pui-Puy, nos
dijo que si queríamos tomar alguna foto con uso de flash lo podíamos hacer
cuando ya estuviera a centímetros del mar al irse. De lo contrario, ella se
desorientaría y tomaría otra vez hacia la arena. Tomamos como cinco o seis
fotos y ella se fue. Ya que tengo la oportunidad, les contaré la confusión que
tuvimos con el uso de luz blanca.
Hedelvy es la encargada del
proyecto junto con la fundación en la Península de Paria. Yo me contacté con
ella vía twitter y me dio las indicaciones, entre ellas me advirtió que usara
luz roja y si no tenía linterna con luz roja, que le colocara papel celofán
para que hiciera ese color. Cuando llegamos a Pui-Puy y le preguntamos a Juan
por la bióloga que estuvo en la playa, nos comentó todo con punto y coma de lo que había hecho
ella allí. Nos dijo que cuando llegó la tortuga que ella logró ver, midió más
de dos metros, le midieron las aletas, la cola y revisó si tenía alguna
cicatriz. Me comentó que le tomaron fotos con luz blanca pero luego que ella
desovó. Por esta razón fue que lo hice, me guié por lo que Juan había visto
hacer a la bióloga. Lo que les digo es que si llegan a ir a Paria a ver estas
gigantes, no utilicen luz blanca, solo luz roja, cuando yo lo hice no sabía del
todo si se podía o no y lo cierto es que no se puede ni debe hacer porque esto
las desorienta incluso cuando están dentro del agua.
Luego que se fue, nos fuimos a
terminar de comer, freímos las arepas y de la emoción ya ni hambre teníamos.
Decidimos luego de comer, seguir patrullando. Les confieso que no era una labor
fácil, lleva su tiempo, genera cansancio, el sueño llega pero al encontrarte
con una tortuga se te quita todo lo que tienes, no sentirás ni sueño, ni hambre
ni ninguna otra cosa que no sea felicidad. Se te llenará el corazón de amor al
ver a estas madres llegar a la orilla.
En esta primera parte quiero
que queden con el suspenso. Lo que les adelanto es que sí logré ver el desove
de dos tortugas distintas y tuve la oportunidad de estar en la playa donde por
estadística desovan más tortugas al año en el país. En este día especial, el
Día Mundial de las Tortugas, ya sean marinas, terrestres, de agua dulce, quiero
que te sensibilices y te des cuenta que son especies, en su gran mayoría, en
peligro crítico de extinción. En el caso de la tortuga Cardón (Dermochelys
coriacea) está en peligro crítico y sin ellas no hay cadena alimenticia que
regule la cantidad de medusas en nuestros mares. Para todo debe existir un
equilibrio y queda de nuestra parte que exista y las tortugas sigan existiendo
por millones de años más.
Un amanecer en Pui-Puy en búsqueda de huellas |
6 comentarios:
¿2 metros? Que impresionante, me encantó haber leído tu experiencia quiero vivirla yo también!! A veces los venezolanos estamos ciegos y no podemos ver las maravillas naturales que tenemos alrededor. Increíble! Y la playa es hermosa.
¿2 metros? Que impresionante, me encantó haber leído tu experiencia quiero vivirla yo también!! A veces los venezolanos estamos ciegos y no podemos ver las maravillas naturales que tenemos alrededor. Increíble! Y la playa es hermosa.
Hola Amigo Mochilero, soy la Bióloga Eneida Fajardo, por cosas de la vida pude leer tus líneas, muy interesante lo que viviste, te felicito por dedicar parte de tu tiempo en documentar tus vivencias y con bastante fundamento, puesto que lo que escribes está muy bien. Quiero aclarar que cómo Bióloga, especialista en el trabajo en playas de anidación de tortugas marinas desde el año 2004 no tomo fotos de noche y menos con luz blanca, estos señores que cuidan la posada y que tienen experiencia empírica hacen comentarios muchas veces falsos, como el caso de medir las aletas de la tortuga o la cola o tan delicado como autorizar a tomar fotos con luz blanca porque yo lo hago (según él), muchas gracias por aclarar que esto no se debe hacer y por otro lado sé que tengo que conversar éste tema con el equipo que labora en la posada.
Por otro lado te comento que la tortuga que viste con ese comportamiento poco usual es común en las hembras neófitas o principiantes,
Eneida Fajardo
Otro detalle importante antes de publicar el nombre completo de una persona te recomiendo lo consultes y más si es para algo algo tan delicado, me estás desacreditando como profesional espero puedas eliminar las líneas asas, gracias.
Eneida Fajardo
Hola Eneida, que excelente que pudiste leer la historia de mi encuentro con mis animales favoritos porque de verdad, son sorprendentes. Mil disculpas si te nombré en mi artículo, quise explicar como había llegado y lo que me había pasado porque en un principio te andaba buscando a ti, quería poder ver a las tortugas Cardón junto a un bioólogo de la fundación CITMAR. Admiro mucho tu labor, se que eres una excelente profesional y espero puedas hablar con los que administran la posada en Pui-Puy. Un abrazo y espero algún día poder ver tortugas junto a ti o cualquier otro biólogo de la fundación en Paria.
Hola Gustavo, este año estaremos laborando en Puipuy, me puedes contactar y organizar fechas.
Abrazo, Eneida.
Publicar un comentario