Desde las salinas agarramos un taxi hasta
Manicuare (lo que el chamo no se dió cuenta es que todos teníamos los zapatos
llenos de barro porque habíamos intentado llegar hasta las salinas pero no
pudimos). Resulta que el chamo del taxi
no se dio cuenta y nos llevó por 70 bolos regateados. Ya en Manicuare hicimos
la colita para comprar el ticket para ir al “tapaíto”, duramos más o menos 15
minutos. Cuando vayan en temporada alta a Araya, vayan tempranito a agarrar el tapaíto para que se puedan
devolver temprano. Una recomendación que les doy y que se que me van a
agradecer es que traten de pasar al menos una noche en Araya. Hay varias
posaditas en Playa el Castillo, sé que hay una que se llama Helen y otra Araya
Mar. En Punta Arenas, que nos recomendaron que conociéramos pero no pudimos por
falta de tiempo, hay otras posadas.
Ya a eso de las 4 agarramos el tapaíto,
llegamos en media hora o no sé si fue una hora, el calor dentro del bote era
infernal, te podías asar allí adentro, por eso se nos hizo lejísimo. Ya en
Cumaná nos sobraba parte de la tarde y no sabíamos que hacer…nos recomendaron
que conociéramos el Centro Comercial Marina Plaza que está al lado del malecón
y eso hicimos. Hay dos maneras de ir desde el muelle hasta el Marina Plaza. Una
de ellas es con el BusCumaná, son autobuses vinotinto que puso a funcionar el
gobierno hace poco en casi todas las capitales del país, lo único malo es que
si vas a estar de turista por dos o tres días con un grupo de cuatro te sale
mejor pagar taxis que son más económicos porque la única manera de ir en esos
buses en Cumaná es comprando una tarjeta multiviajes de 70 Bs. Por caridad, si
alguien del Ministerio de Turismo me está leyendo, le pido que hagan rutas
turísticas con los autobuses Yutong en todos los estados. La otra manera más
fácil y cómoda es en taxi que en Cumaná son bien baratos.
Ya en el Marina Plaza, recorrimos el centro
comercial…es buenísimo ir en la tarde porque el atardecer se ve impresionante
desde los café y restaurantes que dan hacia la marina. Es un centro comercial
al aire libre, como deben ser en un país con clima tropical.
Salimos de allí y conseguimos una cola con un
bus que no estaba prestando servicio pero que iba a pasar por el centro. Nos
dejaron montarnos y arrancamos. Llegamos a la posada rapidito para el siguiente
día arrancar para la Península de Paria donde nos esperaba una de las mejores
parte del viaje.
En la mañanita arrancamos para el terminal
buses de Cumaná. En la Plaza Ayacucho en pleno centro pasa la ruta que va
directo. Algo extraño que noté en Cumaná es que en los buses está prohibido que
hayan personas de pié, si no hay asientos, nadie más puede subir. Aprovecha de
ver la estatua del Gran Mariscal de Ayacucho en la plaza, estás en su ciudad
natal.
Llegamos al terminal a eso de las 10 am y
resulta que el único autobús que sale para Carúpano en la mañana, ya había
salido. Solamente sale uno en la mañana y otro en la tarde. Lo que siempre hay
es carrito por puesto, había directo para Carúpano y otro que llega hasta
Casanay, un pueblo muy cerca de Carúpano. Preferimos ir hasta Casanay para
conocer más. Resultó mejor, el Sr. Orlando nos llevó y fue como un guía turístico
en todo el viaje. Nos dijo nombre de playas y pueblos, nos dejó bajarnos en San
Antonio del Golfo para comprar algo de comer y para tomarnos fotos con los
pelícanos y de paso, antes de llegar a Casanay nos dejó bajarnos en la entrada
de las Aguas de Moisés a tomarnos fotos también.
Mi recomendación es que hablen lo más que
puedan, hablen con la gente, a la Sra. que prepara las arepas, díganle que les
quedaron buenas. Es un privilegio estar en el oriente del país y que se
conserve aún la amabilidad y generosidad de esta gente buena.
Llegamos por fín a Casanay, de allí el mismo
Sr. Orlando nos cuadró un carrito hasta Carúpano donde agarramos otro hasta Río
Caribe. Carúpano queda a media hora (o menos) desde Casanay, allí fuimos hasta
la parada de carritos que salen hasta Río Caribe. Si tienen un chancecito,
vayan a conocer el mercado de Carúpano. Tienen que saber que lo genuino de un
pueblo se conoce a través de sus mercados y al hablar con su gente. El mercado
de Carúpano es uno de los mercados de pescado más grandes que conozco. Venden
de todoooo. Pargo rojo, cazón, curbina, mejillones, raya y todo lo que te
puedas imaginar. Lleva zapatos cerrados sino te quieres llenar los pies de agua
que no está nada limpia. Fuera del terminal venden las mejores empanadas de
chicharrón carupanero. Pruébenlas porque sí.
Como les venía contando, en la parada de
carritos de Río Caribe nos fuimos con el Sr. Alejandro, le pedimos para
tomarnos una foto en plena carretera y nos bajamos. Desde que pisas la
carretera saliendo de Carúpano estás entrando a la península de Paria.
Bienvenido.
Ya en Río Caribe, un pueblito de pescadores,
con las calles muy arregladas, con un mercado que abre todos los santos días
del año y gente amabilísima, el Sr. Alejandro nos dejó en una posada que ya
habíamos reservado. Queda cerca de la plaza Bolívar, como a siete cuadras desde
el malecón. La posada es atendida por Arlet, una inmigrante suiza que yo diría
que es más venezolana que la arepa. Hasta ella misma dice que es bautizada
riocariloca (La gente dice que Río Caribe es el pueblo de los locos, al final
no supimos por qué), tú vas a cualquier sitio en el pueblo y la conocen, hasta
en las playas tiene amigos.
Nos asentamos en la posada, comimos algo que
traíamos en los bolsos y salimos para ir a una playa cerca del pueblo, se llama
Playa Los Cocos y al ladito de la playa está un senderito que lleva a Playa La
Iguana, son excelentes las dos. Playa Los Cocos tiene kioskos con servicio de toldos
y restaurantes. Si quieren estar solos, vayan a Playa La Iguana, es muy
solitaria y mucho más pequeña que Los Cocos. Si siguen el sendero verán una
puerta que construyeron para cerrar el paso, le creció una enredadera y detrás
en un uvero colgaron un columpio. Es igualito a las películas.
Estuvimos allí hasta la tarde y le pedimos la
cola a un señor que iba a Río Caribe, lo conocimos en un kiosko que no recuerdo
el nombre. Es uno de los últimos de la playa. Siempre en mis viajes llevo una
libreta, allí anoto todo. Hay veces que me da mucho fastidio sacarla del morral
o hay veces que ni la cargo encima y dejo de anotar. Bueno, lo cierto es que
nos dio la cola el Sr. Germán, amigo del Sr. del kiosko y nos contó que su hijo
juega con los Leones del Caracas en ligas menores. Le dijimos que cuando esté
en las mayores, nos acordaremos de él.
Llegamos a Río Caribe de nuevo y fuimos a
caminar por el muelle. En el muelle conocimos a Goyo, el hace paseos en peñero
a cualquier playa de Paria que le pidan. Pregunten por él en el muelle y sabrán
decirles.
Fuimos a donde Arlet y dejamos los morrales
para recorrer el pueblo, se nos hizo tarde, ya eran como las 10 de la noche y
nosotros sin cansancio nos fuimos a comer perros detrás de la plaza. Son
buenísimas las hamburguesas, pruébenlas con todo.
Ya en la posada dormimos y descansamos para el
día siguiente día seguir conociendo este estado.
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