Pedir la cola (+Anécdotas)

    Esta es la historia de cómo te ahorrarás unos realitos, conocerás personas increíbles y compartirás culturas sorprendentes. Pero eso no termina allí porque agarrar una cola es lanzarte a lo desconocido, a una nueva aventura, es lo bonito de viajar con una mochila.

    En nuestro país le decimos "pedir la cola" pero muchos en el exterior lo conocen como "autostop" o simplemente "hacer dedo". Recientemente me enteré que en Colombia la conocen como "pedir un chance"...aunque no parezca ser lo que es, tendré que ir hasta allá para averiguarlo.

   Cuando viajes dentro de Venezuela te darás cuenta que hay lugares muy fáciles para conseguir una cola y hay otros muy difíciles, casi imposibles, como en las ciudades grandes. 

   Pedir la cola tiene sus técnicas para que pueda ser efectivo. Lo primero que te digo es que tienes que tener la mente positiva, ir con todas las ganas del mundo a pedir la cola, ir dispuesto para que la consigas.

   Hacer esto es una manera diferente de viajar, yo siempre digo que cuando te montas en un autobús, ahí se detiene tu viaje hasta que te bajas en tu destino, pero cuando pides la cola en ese preciso momento comienza la aventura.

  Les contaré dos de mis experiencias, ambas el mismo día.

   Una vez cuando estábamos en San Agustín, un pueblito que queda justo antes de la "Y" que divide la entrada que va hacia la Cueva del Guácharo y la vía que sigue hacia Caripe, en el Estado Monagas. Ese día nos quedamos en una posada que cuadramos el mismo día desde un centro de comunicaciones en Cariaco. Llegamos a la posada, son unas cabañitas para seis personas con su cocina, bien arreglada. Descansamos un rato, pusimos la ropa a secar y nos fuimos. Ya en la vía principal de San Agustín, cuando caminábamos hacia la parada (una casita chiquitica antes de la iglesia de hiedra) nos cayó la mamá de los palos de agua. Ya era tardíiiiisimo para conocer la Cueva del Guácharo, eran las tres de la tarde más o menos y ya como a las tres y media hacen la última visita guiada a la cueva. 

   Llegamos a la parada con el tremendo aguacero y no pasaba ni un taxi y mucho menos un autobús que nos llevara. Esperamos como un minuto y empezamos a sacar el dedo (el dedo pulgar levantado, como afirmando con la mano), para ver si un alma bondadosa se apiadaba de nosotros. Esta vez, por las circunstancias en la que nos encontrábamos, no tuvimos tiempo de hacer ningún letrerito que dijera para dónde íbamos, por eso pensamos que nadie en la faz de la tierra se pararía en medio de un aguacero a recoger a cuatro personas desconocidas y emparamadas.

   Llevábamos un ratico y pasó una buseta blanca con un poco de gente dentro, por suerte se paró y nos preguntó si sabíamos donde quedaba la Cueva del Guácharo, le dijimos que íbamos para allá y nos dejó montarnos. ¡A los cuatro!. Por sorpresa nuestra, entramos al autobús y todos nos miraban con cara de asombro, había un chamo hablando por teléfono en portugués, todo el mundo hablando portugués. No podía creerlo. Lo primero que hice fue preguntar de dónde eran. Me respondieron "de Boa Vista". Boa Vista es una ciudad al norte de Brasil, en el estado de Roraima. Hablamos con ellos y nos dijeron que venían a unas actividades con la iglesia, pertenecen a una comunidad cristiana. Resulta que ya había escampado y nos bajamos en la Cueva. Logramos nuestro objetivo, a un costo de 0Bs y ganamos varios amigos en Brasil, ya tenemos donde quedarnos, guías turísticos y todo.

   Otra de mis historias es cuando fui al cerro de La Peña en Humocaro Bajo, en el estado Lara. Se llega por una carretera de tierra y cemento algunas veces. Ese día andábamos con poco dinero, queríamos llegar a la cruz, que está en la puntica del cerro y no nos alcanzaba para pagar un mototaxi que nos subiera y nos bajara. Un mototaxi cobra, ida y vuelta esperándote un ratico arriba, 150Bs por persona (para que vean que no soy rico y que es posible viajar con poco dinero). Decidimos subirlo a pié, nos dijeron que nos íbamos a echar más de tres horas, fuimos mentalizados y seguimos. Caminamos y caminamos y caminamos. Pasamos casitas de bahareque, siembras de cebolla, vimos a los campesinos cultivar su tierra y nos deleitamos con los paisajes únicos que ofrece el estado Lara. 

   Llévabamos como dos horas caminando y nos pasaban motos y más motos pero ningún camioncito al que le pudiésemos pedir la cola. Cuando seguimos caminando y nos decían que nos faltaba más de una hora para llegar, escuchamos el sonido de un motor. Era un señor, esta vez no hizo falta sacar el dedo, solamente le gritamos ¡Señooooooor, la colaaaaa!. Ya no aguantábamos más. Se paró en su jeep bien arregladito (mi sueño es tener uno para recorrer todo el país) y nos preguntó "Qué están haciendo porái?". Le dijimos que queríamos llegar a la cruz y nos respondió "Móntense pues, yo voy pa' allá". Les confieso que es imposible no acordarse del acento tocuyano, andino y guaro mezclados que tiene la gente de estos pueblitos. Fue una bendición esa cola. Nos dejó en toda la entrada a la cruz de La Peña.

   Hacer autostop es fácil en los pueblos, es difícil en las ciudades. Tienes que ir predispuesto a conseguir la cola. Tienes que hacerte ver sencillo, que se den cuenta que estás recorriendo por ahí. Tienes que agradecer, a veces rogar, pero te quedarás sorprendido de la amabilidad de los venezolanos, quedé contento cuando viajé por todo oriente. La gente es inigualable. No puedo hablarles que nos trataron bien en Lara... nos trataron buenísimo. Los larenses tienen esa mezcla que todos envidiarían, es una mezcla de central con andino. 

    Disfruten haciendo autostop, hay veces que les tocará duro, llamen la atención, coloquen el letrerito visible con el nombre de su destino y debajo coloquen una frase que de risa, una que ustedes se inventen. Otra técnica que quiero practicar es colocándote en la salida de una estación de servicios (las famosas bombas), a las afueras, la que esté más hacia la carretera que vayas a transitar.

    Bueno, espero que les haya quedado alguito de estos tips y que los usen. Nunca olviden hablar con la gente, hablen, hablen y cuando ya no quieran hablar más, sigan hablando. Es la única manera de conseguir cosas buenas, siempre se sincero, deja el orgullo para cuando no estés de viaje. Si te vas con ganas de parecer el mejor del mundo, te costará muchísimo atraer las cosas buenas. Humildad, sencillez y siempre buenas vibras!