12 agosto, 2015

Viajes Mentales II

   Viajar lo vivo desde lo más profundo de mí. Conocer nuevos lugares no es un capricho más, es una manera de estar vivo, de hacer lo que me gusta. ¡Vamos! Yo me animé a dejar a un lado la desesperanza. Sal y conoce lo que te está rodeando, si estás esperando que pase no va a pasar o puede que tarde mucho en llegar. Debes ser tu el que decida hacerlo.


Me gusta muchísimo conocer personas en mi camino, en especial esas que te enseñan solo con la mirada y también esas que con las palabras te dicen lo necesario para ser feliz, son esas personas que muchas veces ignoramos y que están allí para darnos mucho.

   Salgo al colocar un pie fuera de mi casa y en ese momento me doy cuenta que no viajo para escapar de lo que me rodea sino para aprender cosas nuevas porque es la manera de sentirme que soy libre. Cuando aprendo. En ese momento que me voy yendo me digo que todo va a salir bien, es algo de fe, de tener consciencia al hacer las cosas y usar la razón cuando sea necesario. Es la clave que hasta ahora me ha funcionado.

   Salgo y me introduzco en mis pensamientos, los renuevo, hago lo posible por abrir mi mente y dejar que el tiempo lo marque y defina todo. Salgo en busca de inspiración. Con lo natural me va bien. Al ir por el sendero, por ese camino lleno de bosque verde siento que la vida apenas comienza, que no importa la edad que tenga mientras me sienta vivo y lleno de esperanza, de felicidad por lo que estoy haciendo.

   Mi espíritu tampoco me falla, corro y me alcanza, freno y se queda solo para llenarse de cosas que valen la pena, que me dejan una enseñanza. Volteo y abro mi mochila, saco un libro de páginas blancas y comienzo a escribir. Recuerdo que soy yo quien decido lo que viene. Lo que pase es consecuencia de mis acciones. Si se me abre una puerta espero correr para no quedarme sin conocer lo que hay detrás de ella. Abro paso y con personas buenas me acompaño en ese largo camino. Me lleno de vigor para afrontar cualquier obstáculo y me digo siempre que jamás me daré por vencido cuando se trata de cumplir mis metas.


   Es cuando digo ¡ya basta de desesperanza! Es hora de poner firmeza y vivir para nosotros pero siempre cuidando de los demás. Si caminamos solos, caemos. Si alguien cae y volteamos para dejarlo atrás nunca nos podrán salir las cosas bien. Demostrando siempre que con la sencillez atraemos todo lo bueno que pueda pasar. Subo a la montaña, me siento lleno de energía. Veo el sol salir y al cielo alegrarse. Hace fiesta con las nubes porque ha venido para darnos luz y calor siendo feliz por compartir lo que le pertenece, siempre dispuesto a darlo todo.



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